jueves, 15 de octubre de 2020

La comunicación del mundo real e imaginario en la obra literaria.

La comunicación del mundo real e imaginario en la obra literaria: Hablante real e imaginario- oyente real e imaginario.

La comunicación literaria puede ser analizada a partir de los elementos de la comunicación no literaria. Sin embargo, debe considerarse que la interacción que se da en ella es, en cierto modo, distinta, por la naturaleza misma de sus recursos expresivos.

Por otra parte, entre el mundo real y el mundo creado en la obra literaria, siempre hay vínculos, es decir que el mundo real es la matriz del mundo literario. Así mismo la ficción literaria no se desprende de la realidad empírica.

Así como en la comunicación habitual, los mensajes se crean para que sean recibidos, también en la comunicación literaria, el autor pretende que su obra sea captada por un destinatario.









Hablante o autor real.

El autor real es el que crea la obra literaria. Es quien inventa al narrador, es el que crea los hechos de la obra, los personajes, el tiempo y espacio en el que ocurren los sucesos. El hablante real se mantiene al margen de la historia; solo aparece algunas veces fuera de este contexto, por ejemplo lo encontramos en dedicatorias, prólogos, epílogos.

Hablante o autor imaginario.

Es el sujeto que transmite el mensaje para la justa interpretación de la historia contada, que adelanta los rasgos del discurso, hace comentarios sobre los personajes, brinda información. todo esto según la concepción del autor real. Este "emisor implícito" es reconstruido por el lector a partir de su narración. Por ellos tiende a confundirse con el "autor empírico o real", del que se debe ser diferenciado claramente.

Oyente o lector real.

Es el que efectúa el proceso de lectura, interpretando el texto, analizándolo y valorándolo. W. Iser sostiene que solo a través del acto de lectura se puede conocer el contenido del texto, lo mismo que detectar lo que falta, es decir, percibir sus vacíos. 

oyente imaginario o lector modelo.

Es el lector previsto por el autor como destinatario ideal de sus textos, y es concebido como un lector dotado de capacidades y conocimientos específicos previos. Según Iser, el lector implícito es la instancia inherente a la recepción del mensaje narrativo. Cuando el lector real acepta el contrato con la ficción, propuesto por el autor, se convierte en el lector implícito.  




Fuente:

Calzadilla, M (2016) Lenguaje y literatura. Primer año de bachillerato. San Salvador, El Salvador. EDIMAR.







No hay comentarios:

Publicar un comentario